lunes, 25 de diciembre de 2017

Cuando recorres un camino descubres que detrás de ese recorrido se esconde una finalidad. Nadie se mueve por costumbre o por capricho. Todo lleva implícito una misión. Desde esa perspectiva podemos preguntarnos: ¿Qué busca el Señor cuando se hace hombre? Porque tu respuesta explicará tu gozo y alegría.

Dios se ha hecho Hombre, tomando la misma naturaleza humana para, siendo como nosotros, salvarnos de la esclavitud del pecado y darnos la plenitud del gozo y alegría eterna. Lo hemos proclamado muchas veces. Eso significa Navidad. El nacimiento del Niño Dios que viene a salvarnos.

Y lo hace tomando nuestra misma carne. Una carne que se deteriora con el tiempo; una carne que está sujeta al espacio y el tiempo; una carne que es corrupta y se corrompe con la enfermedad o con el tiempo. Jesús se abaja tomando la naturaleza carnal y, con su Resurrección la vence y la eterniza. Así también hará con nosotros. Estamos llamados, por y con la venida del Niño Dios, ha resucitar también, no sólo del alma, sino también con el cuerpo.

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