Eres completamente libre para elegir tu propio camino.
Quedarte con el mundo comporta satisfacer tus ansias de felicidad inmediatas,
pero nunca serán plenas ni seguras, y mucho menos. Eternas. El poder del éxito
y el afán de riquezas son tentaciones que siempre están presentes en nuestra
vida. Rechazarla es la ardua labor con la que cada día tenemos que
enfrentarnos.
Tomar el camino de Jesús resulta duro y exige renuncias y
sacrificio, pero es seguro el éxito, porque vas auxiliado y asistido por el
Espíritu Santo, garantía de triunfo. Y un triunfo pleno y de gozo eterno, donde
no habrá sufrimientos ni dolor. Donde el amor será la estrella y donde la lucha
ya no es necesaria, pues la tentación del pecado queda vencida.
Juan Bautista nos advierte y nos anima al arrepentimiento y
a la conversión, señalándonos al verdadero Cordero de Dios. Andrés y Juan le
obedecen y ansioso por conocer al Señor van detrás de Él. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: « ¿Qué buscáis?».
Ellos le respondieron: «Rabbí —que quiere decir, “Maestro”— ¿dónde vives?». Les
respondió: «Venid y lo veréis». Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron
con Él aquel día.
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