No cabe ninguna duda que dentro de cada hombre hay una
semilla de búsqueda. Una semilla que ansía paz y felicidad, y que lucha por
sostenerla en el tiempo. Su deseo es eternizarla. Sin embargo, las adversidades
y los contra tiempos le minan la fe y la esperanza y baja los brazos. Es
entonces cuando se somete al Maligno.
Es necesario sufrir nuestro propio desierto, pues será él
quien descubrirá tu fe y tu esperanza. Nunca podrás demostrarlas sin
adversidades y contra tiempos. Los necesitas para apuntalar tu fe y descubrir
tu esperanza y perseverancia. Nadie podrá demostrar que es perseverante a favor
de la corriente.
Sólo quien camina, a pesar de las dificultades,
testimonia su esperanza, su fe y confianza en el que ha de venir. Así lo
demostró Juan Bautista, quien, a pesar
de las amenazas estaba seguro de la presencia del enviado, del Mesías que él
proclamaba y para lo que nos proponía arrepentimiento y conversión.
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Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.