El amor no se descubre, porque si fuese así quedaría
satisfecho y pagado. Las buenas obras se hacen en lo oculto para que nadie te
las pueda devolver. Pues, si son devueltas tienen ya su recompensa y descubren
que tenían un interés. Eso debilita la pureza del amor y lo adultera.
Las buenas obras se hacen, no ocultándolas, porque no tratan
de esconderse, pero sí desinteresadamente y ocultando tu protagonismo y tu
interés. Buscas sólo el bien desinteresado del otro sin aflorar tu colaboración
o participación, y huyendo de recibir algún favor o recompensa.
Tu corazón debe estar
seguro y rechazar toda tentación de vanidad y vanagloria, que siempre estará
presta a tentarnos. Buscamos la gloria de Dios y Él que ve en lo secreto
recompensará tu obra y tu buena intención. Porque, quien trata de perder su
vida en este mundo, la ganará en el otro. Por lo tanto, que tu mano izquierda
no sepa lo que hace la derecha.
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