De la controversia se ha pasado a la muerte. En su tiempo persiguieron y mataron a Jesús, pero hoy lo siguen haciendo en cada uno de los cristianos en los que está vivo y presente el Señor. Porque, Jesús Resucitó y también todos esos cristianos mártires resucitarán también en el Señor.

Y todo porque se sienten incapaces de amar. Porque, es el amor el que estropea sus planes egoístas, pues les exige ser solidarios, compartir, dar las mismas oportunidades, ser iguales, justos, misericordiosos… Y, creyendo que la felicidad está en ser poderoso y rico son cada vez más infelices e insatisfechos y hacen lo que ni ellos quieren hacer.

Cuántos crucificados por apoderarse de la Viña que no les pertenece. Cuántos mártires por el egoísmo ciego y demoniaco de unos pocos que, creyéndose más fuerte con el poder y la riqueza, usurpan a otros el derecho a los bienes naturales que han sido creados para el disfrute y bien de todos.