jueves, 1 de marzo de 2018

Resultado de imagen de Lc 16,19-31 por Fano
La travesía del recorrido de nuestra vida no es fácil. Hay que atravesar muchos desiertos, entendiendo como desiertos todas esas pruebas con las que el mundo nos tienta. Discernir cuando debemos apartarnos del mundanal ruido y abstraernos de sus tentaciones serán los momentos más difíciles e importantes de nuestra vida.

Porque, en esa lucha consiste nuestra salvación. Obviar todo aquello que se nos presenta como una oportunidad de servir y darnos en amor a los demás, tendrá luego, queramos o no, la recompensa que hoy, Jesús, nos presenta en la parábola del rico epulón.

Tratemos de no ser personas como aquel rico epulón que, olvidándose del pobre Lázaro, pasó toda su vida banqueteándose y olvidándose del sufrimiento de Lázaro. Y no porque nos lo tengamos que tomar como un sacrificio, sino porque nuestra inclinación natural es el amor y sólo amado seremos eternamente felices.

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