La esperanza es una imperiosa necesidad para el hombre. De
tal forma que un hombre sin esperanza es un hombre muerto. Carece del impulso
de cada día para levantarse y luchar. Pero, el problema se esconde también en
la calidad del objetivo. Porque, si esta meta es material, el hombre no va a
encontrarse realizado.
Necesita algo más, porque si mira simplemente a este mundo,
su esperanza es vana y caduca. Todo lo de aquí abajo está llamado a morir y a
permanecer en la tristeza. El hombre busca algo más espiritual, algo que
trascienda, porque su corazón le impulsa a eso.
El hombre aspira a la
trascendencia y en ella pone todas sus esperanzas. Una trascendencia que le
habla de una vida mejor, de una vida en plenitud, de una vida eterna. Una
trascendencia que se corresponde con las Palabras de Jesus: “Mi Reino no es de
este mundo –Jn 18, 36-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.