No hay otro camino que no sea el que nos señala el Espíritu
Santo. Es Él el que nos lleva por la senda de la verdad y nos ilumina nuestras
mentes para discernir en verdad según la Voluntad de Dios. Por lo tanto, cada
día se hace necesario nacer de nuevo. Es decir, nacer del Espíritu Santo.
Y es que el Espíritu Santo ha venido a nosotros en la hora
de nuestro bautismo y, desde ese momento estamos comprometidos con Él. De forma
que siendo fieles a nuestro compromiso de bautismo estaremos poniéndonos en
Manos del Espíritu para seguir sus impulsos y señales.
Hagamos un compromiso
serio de ser dóciles a la asistencia del Espíritu Santo y, en Él, pedirle que
nos dé la necesaria fortaleza para cumplir y seguir sus impulsos y mandatos, y,
sobre todo, afirmar nuestra fe en el Señor. Porque, sólo así conseguiremos
alcanzar la Vida Eterna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.