martes, 24 de abril de 2018

Resultado de imagen de Jn 10,22-30)
No tendría mucho sentido que Dios no se deje ver, o que se nos esconda a nuestros ojos y luego, ante la exigencia de algunos se nos muestre y se deje ver. No tendría sentido llegar a ese extremo, ni tampoco tanto dolor y sufrimiento, ni tampoco los cuarenta años por el desierto y la esclavitud en Egipto.

Tampoco tendríamos ningún mérito, entre comillas, al dársenos todo masticado y hecho. Dios nos exige confianza en Él. Para eso nos ha hecho libre y nuestro mérito, si así se puede decir, porque todo es don y gracias recibidas de Él, es confiar y creer en su Palabra.

Por eso, más que exigir decidamos creer. Seamos obedientes a su llamada y dejémonos guiar hacia el verdadero redil, donde encontraremos ese gozo y felicidad eterna que buscamos. Su Palabra y sus Obras le descubren como el enviado, el Hijo de Dios hecho Hombre que nos da Vida Eterna en plenitud.

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