El hombre necesita amar, pero también ser amado. Sin el amor
el hombre se siente vacío y su vida pierde todo sentido. Llega la soledad y se
deprime. De ahí al suicidio no hay ni un paso. El hombre es un ser en relación
y necesita amar y ser amado. Sin esa relación se desorienta y se pierde. Por lo
tanto, el amor es algo muy importante en la vida del hombre.
Dios es amor, y el hombre ha sido creado a imagen de Dios.
Es lógico que su esencia sea también el amor y si no la cumple emprende un
camino equivocado que le lleva al precipicio. Amar es la vocación primera y
última del hombre, pero necesita ayuda. ¿En quién fijarse?
No hay otro sino
Dios, su Creador. El hombre necesita levantar su mirada hacia Dios y dejarse
llenar de su Gracia para poder vencer su propia naturaleza, herida por el
pecado, y, vencida, dirigir sus pasos hacia su Creador. En ese camino, el
Paráclito, enviado desde el Padre, tiene gran importancia, porque será Él quien
nos dirija y nos guíe.
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