El secreto de la eternidad está fuera de este mundo, porque
este mundo es caduco y sus días están contados. Luego, tendremos que salir de
este mundo o pertenecer a otro para escapar de la finitud. Finitud que
equivaldría a vivir eternamente en tristeza, dolor y angustia. Porque, en el mundo eterno entraremos todos, pero no
de la misma manera.
Lo importante es medir bien el tiempo de tu vida y
aprovecharla para dar buenos frutos. Frutos que den vida a otros y les ayude a
orientar sus caminos. Es decir, frutos de verdadero amor. Porque, otros frutos
no te valen para entrar en la eternidad gozosa y feliz. Es ahora tiempo de
cosecha, de buena cosecha.
Los que quieren salir
de este mundo absurdo, gobernado por el Maligno y opuesto al Amor de Dios, han
de bautizarse y creer en Jesús, el Hijo de Dios, enviado para revelarnos el
Amor del Padre y, aunque permaneciendo en el mundo, caminar confiados y
esperanzados que con el Espíritu Santo, que nos auxilia, venceremos las
tentaciones y seducciones que el mundo nos presenta.
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