Este mundo se busca a sí mismo y los que pertenecen a él
buscan éxito, fama, dinero, poder y placer. Es un mundo hedonista donde la
prioridad es el pasarlo bien. Es un mundo insolidario, aunque en algunos
momentos aparenta ser solidario. Es un mundo de hambre, de sed y de injusticias
ya que unos pocos quieren lo que debe repartirse entre todos.
Jesús, el Señor, nos ha sacado de este mundo y el mundo nos
odia como lo hizo con Él. Seguimos el mismo camino que siguió nuestro Señor. El
discípulo no es más que el maestro, nos dice Jesús. Y es que para cumplir con
la misión y mandato del Señor necesitamos liberarnos de este mundo renunciando
a él.
Ser libres significa
no estar sujetos a las tentaciones y sometimientos de las ofertas que te hace
este mundo en el que estás. Y para proclamar el mensaje de la buena Noticia
necesitas no estar esclavizado ni sometido a él. Necesitas ser libre para
proclamar el Camino, la Verdad y la Vida que realmente están contenidos en
Jesús.
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