Sorprende experimentar que los valores de este mundo no
coinciden con los que nos enseña Jesús. Es más importante dar que tener. Y si
se tiene es para compartir con el que no tiene. Eso es lo que, no sólo dice
Jesús, sino que lo practica y lo vive. Ha venido, teniéndolo todo, para
compartir con nosotros y para darnos la Gloria, que todos queremos sin saber
cómo conseguirla.
Porque, nos equivocamos cuando pretendemos buscar la gloria
y la felicidad por y con las cosas de este mundo. Por muy buenas, gozosas y
felices que nos parezcan, todas tienes su tiempo de caducidad y, al final, nos
dejan peor que de donde hemos partido. Todo lo que no sea eterno no llena
plenamente. Y el hombre busca la plenitud. Está llamado a eso.
Aspirar a lo máximo
es aspirar a alcanzar la plena felicidad. Y eso nos ha sido prometido por Jesús
cuando somos capaces de ser últimos. Es decir, buscando servir y no siendo
servidos. Porque, eso es lo que nos ha enseñado Jesús, ser servidores y no ser
servidos. Tal y como Él ha venido a enseñarnos. Y eso es lo que debemos
intentar vivir, siempre desde la asistencia y auxilio del Espíritu Santo.
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