sábado, 16 de junio de 2018

Resultado de imagen de Mt 5,33-37
Es triste pensar que para que mi palabra sea creída tengo que jurar por alguien, o poner a otros por testigos. Algo ha fallado en tu vida, porque tu palabra, al menos por aquellas personas que te conocen debe bastar. Sería bueno replantearse la propia vida cuando se empieza a dudar de tu palabra, porque eso no dice bien de tu persona.

Porque, cuando tienes que apoyarte en otro para ser creído o poner a Dios por testigo, Jesús te dice en el Evangelio de hoy que eso viene del Maligno. Tú y yo debemos limitarnos a decir simplemente sí o no, y eso debe bastar. Eso también nos compromete y nos obliga a hablar siempre en verdad y en justicia y a no decir mentiras.

Porque la mentira destruye tu verdad y tu palabra, y la llena de desconfianza y le quita todo su valor. Luego, debemos cuidar bien lo que decimos y mantenernos firmes en nuestra palabra. Pues, hablando en verdad siempre tendremos la oportunidad de que se valore nuestra palabra, pues la verdad siempre emerge y triunfa.

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