Uno de los grandes errores y pecados del hombre es empeñarse
en creer sólo lo que puede ver y entender. Porque, hay quienes no tienen capacidad
para ver más de lo que tienen delante de sus propios ojos, y otros ni siquiera
la capacidad de discernir por sí mismo y son manipulados. Pero, todos
distinguimos lo bueno de lo malo, incluso aunque sea más tarde que temprano.
Y, en ese momento, podemos optar por dejarnos guiar por
aquel que habla y obra en verdad. Repetidas veces, Jesús nos remite a sus
Palabras y a sus Obras, porque Él siempre habló en Verdad y sus Obras fueron y
son siempre buenas. A ellas nos remite cuando nuestro intelecto no le entiende.
Son sus obras las que dan testimonio de su Palabra.
Puedes tener dudas, ser
difícil creer, pero la realidad que tienes delante atestigua que Jesús, el
Señor, tiene Palabra de Vida Eterna. Dentro de tu corazón hay una aspiración a
la que no puedes renunciar. Anhelas y aspiras a la felicidad, pero una
felicidad eterna, y es eso precisamente de lo que te habla Jesús. Y te lo ha
demostrado venciendo a la muerte.
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