miércoles, 11 de julio de 2018

Resultado de imagen de Mt 19,27-29 Fano
El mundo es muy seductor, y cada día lo es más. Los avances tecnológicos y las comodidades que ellos consiguen nos tientan de forma muy notable. La vida, unida al poder y la riqueza, se hace bonita, agradable y tentadora. Todos corremos hacia ellas, sin embargo, experimentamos que no nos llenan plenamente.

Sin darnos cuenta nos dejamos atrapar y, sin percibirlo, nos experimentamos sometidos y esclavizados. Cada día que pasa nos cuesta más salir de ese estado cómodo en el que nos hemos instalados. Nos sentimos mal porque no experimentamos esa felicidad que buscamos. Y eso acelera más nuestra vida y nos llena de angustia.

Parece y suena como una contradicción: ¡Dejarlo todo! Si dejamos todo nos parece que seremos más infelices, ¿no es así? Sin embargo, la experiencia de los que han creído y lo han dejado todo es satisfactoria. Hay muchos que así lo han hecho ahora y se sienten cada vez más felices, porque la felicidad no está en las cosas sino en Dios. Él nos cambia este mundo absurdo y caduco por una paz, gozo y felicidad plena y eterna.

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