jueves, 12 de julio de 2018

Resultado de imagen de Mt 10,7-15
Pararnos un poco y pensar todo lo que tenemos: la vida, la alegría de ser perdonados y la promesa de ir al cielo para siempre es algo que nos debe hacer pensar y llenarnos de gozo y felicidad. Estamos llamados a vivir eternamente en plenitud de gozo, y eso no es cosa prometida sino dada ya gratuitamente.

Claro que, es de sentido común, algo debemos colaborar. Simplemente abrir nuestro corazón y dejarnos invadir por la acción del Espíritu Santo y llenarnos de su Gracia para que obre en nosotros el milagro de transformar nuestro corazón endurecido en un corazón suave y generoso. Un corazón agradecido y fiel a su Amor.

Por eso, el Señor nos envía, desde ese corresponder a su Gracia a dar también lo que de Él hemos recibido gratuitamente y sin condiciones. Darlos a todos los que se abren a recibirlo dejando la paz en ellos y ofreciéndolo como propuesta de verdadero amor.

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