viernes, 27 de julio de 2018

Resultado de imagen de Mt 13,18-23
Es bueno, emocionante y necesario pararte y ver el desarrollo de tu vida. Desde que fuiste embrión, feto, y, más tarde, tomaste apariencia humana. Eras semilla de persona humana y conseguir tu desarrollo hasta poder tu mismo reflexionar sobre tu camino es un privilegio y una gran suerte, porque muchos se quedan en el camino, bien por problemas físicos o por voluntad de sus propios padres que los condenan a morir.

Ser fruto de una vida nacida para vivir es hoy, y ha sido siempre, un gran milagro que nos viene dada de la Mano de Dios. Pero, igual que tú fuiste un fruto dado por amor en tierra fértil y buena, te corresponde ahora a ti dar también buenos frutos. Y para eso tendrás que disponer tu propia tierra en los cuidados de Aquel que pueda dar buenos frutos.

Porque, sólo uno es el Sembrador y necesita tierra adecuada y buena, para que su Palabra, hundida y arraigada en esa tierra buena y profunda dé buenos frutos. Esos frutos que desprenden verdadero amor y huelen a Vida Eterna por Amor.

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