martes, 14 de agosto de 2018

En nuestras familias, incluso cristianas, preparamos a nuestros hijos para que puedan acceder a los primeros puestos. Por eso, les enviamos a los mejores colegios y les damos todas las facilidades para que se preparen para alcanzar éxito en la vida. Ponemos a su alcance todo lo que está en nuestras manos.

Pero, ¿qué es el éxito? ¿Acaso es ser el primero, el más fuerte o el mejor? No parece que eso es lo que nos dice Jesús. Él piensa de otra forma y se fija en los más pequeños y también más necesitados. Nos invita a prepararnos lo mejor que podamos, ¡eso sí!, pero no para ser los mejores y triunfadores, sino para servir.

Ya en nuestro bautismo hemos sido configurados en Cristo como sacerdotes, profetas y reyes, y eso significa que tenemos que ser reyes en ser líderes. Líderes en servicio, es decir, estar preparados para ser los primeros en servicio a los más necesitados, a los pobres y pequeños que depende de nosotros. Es entonces cuando ocuparemos en verdad los primeros puestos.

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