sábado, 8 de septiembre de 2018

No hay ninguna duda, tu camino también estará lleno de dudas, de dificultades y de tentaciones. No irás a creer que a donde pretendemos llegar, la plena felicidad y vida eterna, nos va a ser fácil. Sabemos que todo aquí abajo cuesta y Dios, que nos quiere, también nos ha creado libres para probarnos.

Y en el camino de nuestra vida tenemos las pruebas. Pruebas que nos señalan la obediencia y la perseverancia en nuestra fe. José, la figura enorme que hoy nos presenta el Evangelio, fue un hombre creyente, paciente, obediente y convencido que Dios actuaba en su vida.

Fue un hombre con los ojos y los oídos bien abiertos para escuchar que aquello que sucedía en su vida era obra de Dios. También tú y yo somos obra de Dios, porque Él nos ha creado y, de la misma forma que actuó en José lo hace en ti y en mí. Abramos nuestros oídos y nuestros ojos para ver y escuchar la Voluntad de Dios.

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