Cuando se llega muy arriba
experimentas que no has conseguido la felicidad que esperabas encontrar. Al
contrario, puede que te sientas mal y regresando tu mirada hacia atrás te
arrepientas de muchas cosas que has hecho y has dejado en el camino. No son lo
primero los primeros, valga la redundancia, puestos.
El servicio, a pesar de que
te deja en el último lugar, es satisfactorio y te llena el alma. Deja un muy
buen recuerdo y gusto en los demás. Admiran tu disponibilidad y tu entrega a
pesar de que coges siempre lo peor y te quedas para lo último. La sencillez y
la humildad enaltecen a pesar de que pasan por debajo de la mesa.
Si deseas seguir a Jesús busca siempre lo pequeño, lo
que aparentemente no tiene éxito y se apoya en la humidad. Porque, Jesús se
fija en lo humilde, en lo pobre y necesitado. Busca al que tiene sed y hambre
de servicio y de amor. Estar al lado de Jesús es estar al lado del pobre y
necesitado.
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