Ese abajamiento, que ya también experimentó y
vivió su Madre, humillándose ante la propuesta de Dios nos lo propone Jesús
también a nosotros. Un abajamiento que rehúye la seguridad y el lugar seguro y
que está disponible al envío donde el Espíritu te proponga. Porque, Jesús no
tiene lugar donde reclinar su cabeza.
Posiblemente, no quieras
estar donde puedes hacer mucho bien y encuentres muchas justificaciones,
incluso no te faltará razón que te justifique, pero, la pregunta es, ¿es ese
lugar donde el Espíritu quieres que estés? Y eso nos toca a nosotros discernir
con la confianza que el Señor te alumbrará el camino y la respuesta.
Es necesario estar en esa actitud vigilante y
discernir que quiere el Señor de cada uno de nosotros. Posiblemente, estás dónde
estás y, quizás, has llegado siguiendo su Voluntad, pero debemos procurar nos
instalarnos y asentarnos a un lugar establecido sino estar disponible para
hacer la Voluntad que el Espíritu nos suscite. Eso necesitará mucha oración y
disponibilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.