Y es que el mensaje de Jesús se fundamenta en el Amor. Él es Amor y nos salva precisamente su
Misericordia amorosa. El hombre busca la salvación y liberarse de la esclavitud
de la muerte. Nuestra humanidad es débil y como humana está destinada a morir.
¿Quién no quiere liberarse de la muerte?
Y eso lo tenemos que
proclamar los cristianos seguidores de Jesús. Nuestro bautismo nos configura
sacerdotes, profetas y reyes y asistidos por el Espíritu Santo encontraremos
las palabras y los medios para derramar el anuncio de la Buena Noticia de
salvación en todos los hombres.
Porque, eso es lo que quieren y buscan todos los
hombres, a pesar de que sus caminos, quizás por ignorancia o soberbia, sean
otros. Nosotros estamos obligados por nuestra fe y nuestro compromiso de amor a
insistir y a anunciarlo en Nombre de Dios.
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