No es un Dios de muertos, sino de vivos |
En principio, muchos no creen
que tanto la felicidad, y menos la vida eterna, se puedan encontrar en este
mundo. Y tampoco en el otro, porque muchos no creen en el otro mundo. Eso sí,
nadie puede afirmar que no haya otro mundo y el sentido común se acerca más a
creer que sí existe.
Es absurdo pensar que el
Creador haya creado el mundo y todo lo que él contiene, especialmente el hombre
y la mujer, para luego que todo desaparezca. Lo que nos dice el corazón es todo
lo contrario. Nuestra existencia demuestra que hay una aspiración trascendente
y que, a pesar de no entenderlo, sí lo esperamos.
Nos hace falta la fe. Fe en Aquel que nos revela la
Voluntad del Creador y que, por y para su Gloria, ha Resucitado al Hijo,
nuestro Señor Jesucristo, que nos revela lo que el Padre quiere para todos sus
hijos. Ese es el fundamento de nuestra fe, que nuestro Señor Jesús ha Resucitado
y Vive entre nosotros.
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