Quizás no es lo mismo que
ocurrió en tiempos de Jesús, donde el templo era el lugar neurálgico y central
de todas las operaciones comerciales, espirituales y religiosas del pueblo de
Israel, pero hoy nuestros templos se están convirtiendo en lugares de
encuentros y punto de partidas donde celebramos el culto en el que no creemos.
Porque, hoy el culto se está
convirtiendo en celebraciones puntuales de carácter religioso que se acostumbra
a celebrar en funerales, bodas, bautizos y primeras comuniones. Algunos acuden
a las celebraciones de los tiempos litúrgicos, pero, la vida va por otro lado.
Jesús dio un parón echando a aquella gente del templo
y recordándoles que su casa es casa de oración. Y enseñaba todos los días en el
templo. Les hablaba de un Padre misericordioso y bueno que acogía a todos sus
hijos. Y todo el pueblo le oía pendiente de sus labios. ¿Estamos también
nosotros en esa actitud en nuestros templos?
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.