martes, 18 de diciembre de 2018

María, a pesar de tan alta misión y en la situación en la que estaba, acepta y dice sí. Y esa decisión cambia el rumbo del mundo. Pero, también José, perdido en sus dudas y sorpresas y avisado en sueño, acepta y cree en el Señor. Esas decisiones confiadas y abandonadas en el Señor nos han ofrecido la salvación.

Una salvación a la que también nosotros debemos aportar nuestro granito de arena. Primero, aceptando y creyendo la Palabra de Dios, y, segundo, realizando nuestra misión como consecuencia de nuestro compromiso de bautismo.

También será una apuesta y decisión dura y difícil. El mundo es nuestro principal obstáculo con sus tentaciones y peligros, pero, quizás el más fuerte y peligroso es el demonio, que sabe utilizar nuestra carne y sus debilidades para seducirnos con las tentaciones que el mundo nos ofrece y pone a nuestros pies.

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