lunes, 1 de abril de 2019

Resultado de imagen de Jn 4,43-54
El dolor despierta nuestra fe. Mientras, antes, permanecemos impávidos hasta que el dolor no resiste más. Es entonces cuando despertamos y acudimos desesperadamente a quien sabemos que nos puede curar. No reparamos en la distancia y creemos en su Palabra.
                
Porque, Jesús le ha prometido a aquel funcionario real que su hijo vive y, aunque está lejos de su casa, Él puede hacerlo, pues la distancia no representa ningún problema para Jesús. Sólo nos basta con la fe y ella se manifiesta en aquel funcionario que cree lo que Jesús le dice.

Y regresa a su casa confiando en que su hijo está vivo. Y así sucede, tal y como lo piensa y cree. Sus siervos salen a su encuentro para manifestárselo y tras preguntar a qué hora se había producido la mejoría, comprobó que coincidía con la hora en la que Jesús se lo había dichos.

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