miércoles, 24 de abril de 2019


Resultado de imagen de Jn 20,11-18
Es difícil entender como muchos hombres y mujeres tienen los ojos cerrados y no se dan cuenta de lo infructuoso que es su vida y su trabajo. De nada les vale conquistar el mundo si pierden lo más valioso e importante: Su alma para la vida eterna.

Todo es tiempo perdido, y la vida no tiene mucho tiempo. Se gasta muy rápidamente y no es fácil recuperarlo. Es verdad lo que decimo, el tiempo es oro. Por eso, conviene despertar y darnos cuenta que sólo volviendo a Dios podemos encontrar el verdadero Tesoro.

Ese Tesoro que nunca se gasta y que nos lleva a gozar eternamente de una Vida Eterna junto al Padre. Es, en el fondo de nuestro corazón, lo que tenemos grabado y lo que todos deseamos, aunque muchos, como los de Emaús, no se den cuenta. Pidamos el encuentro con el Señor para, como los de Emaús, despertar y regresar a Casa.

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