La Pasión y Muerte de Jesús
no podía quedar así. Supongo que así lo intuyeron aquellas mujeres que se
acercaron al amanecer al sepulcro de Jesús. Ese acercamiento descubre una
suspicacia de que algo puede suceder. Y sucede lo que vive en nuestros
corazones.
Y es que dentro tenemos el
sentimiento y la esperanza de vivir eternamente. Es eso lo que toda persona
humana desea y quiere. Anhelamos vivir plenamente y eternamente y el anuncio de
la Buena Noticia de Jesús nos promete y ofrece eso. Por lo tanto, La
Resurrección de Jesús responde a nuestra esperanza.
Por lo tanto, damos gracias a
Dios que, para su Gloria, ha Resucitado a su Hijo Jesús y nos da también la
oportunidad a todas las personas, si creemos en su Hijo, resucitar también en,
con y por Él. Verdaderamente Cristo ha Resucitado. ¡Aleluya!
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