No podemos caminar con esperanza desde la
perspectiva del mundo sino con la mirada levantada y puesta en Dios. Es Él
quien da sentido y esperanza a nuestra vida y la llena de luz para saber
conducirnos y caminar por caminos rectos que nos llenan de gozo y alegría.
Jesús es la Luz del mundo y
sólo en Él encontramos verdadero sentido a esta vida y a nuestro peregrinar por
el mundo. Sus enseñanzas y sus ejemplos de vida son luz que ilumina toda
nuestra existencia tanto en los momentos de alegría como en los momentos de
sufrimiento.
Él es nuestra referencia y
nuestro modelo para, ante las circunstancias de nuestra vida esforzarnos en
actuar como Él. Nos señala los pasos a dar tal y como hizo Él y nos alumbra con
esperanza, paz y aceptación todos esos momentos de tristeza donde necesitamos
encontrarle para superar la adversidad.
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