martes, 9 de abril de 2019

Resultado de imagen de Jn 8,21-30 por Fano
El problema está dentro del propio hombre. Su corazón está endurecido y necesita ablandarse. Los israelitas, el pueblo elegido, liberados de Egipto, se olvidan de que Dios los ha liberado y le exigen saciar el hambre y le recriminan  que prefieren volver a Egipto que confiar en Él.

En muchos momentos de nuestra vida nos desesperamos porque las cosas no se suceden como hemos pensado o como nos gustaría. El camino se tuerce y las cosas no mejorar tal y como nosotros habíamos pensado. ¿Cómo recuperar y sostenerme en la confianza en Dios, mi Señor?

Necesitamos llenarnos de paciencia y confiar. Confiar, a pesar de que no entendamos nada y que la oscuridad nos envuelva y nos quedemos desorientados e incluso llenos de dolor. Confiar en nuestro Dios, porque si Él nos ha liberado no nos dejará a merced de la muerte.

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