Jesús nos propone eso y nos
lo dice claramente y sin rodeos: Yo
soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en
mí, no tendrá nunca sed. Pero ya os lo he dicho: Me habéis visto y no creéis. Y también nos descubre que no le creemos.
Realmente es así, conocemos su Palabra, al menos sobre ese
respecto, pero no terminamos por convencernos. Sin embargo, seguimos buscando
donde nunca vamos a encontrar. Realmente, nuestro corazón está endurecido y
sometido al poder de las tinieblas.
Y necesitamos salir de esa oscuridad. Y no lo haremos
permaneciendo en y con las cosas de este mundo. Sólo lo conseguiremos acudiendo
al Señor y comiendo de es Pan de Vida Eterna que Él nos está ofreciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.