Los cristianos aunque
llevamos signos no nos distinguimos fundamentalmente por eso. Es verdad que eso
nos señala como cristianos de esta orden o de otra, pero no es el signo
verdadero que nos distingue como cristianos aunque llevemos muchos.
Hay un signo que nos
identifica y que no tiene margen de error, el amor. Sólo al ver y comprobar cómo
se aman entre sí los identifica como verdaderos cristianos y seguidores de
Cristo Jesús. Saben ya lo que pueden esperar de ellos.
Esa es la señal que convence
y que transforma. Todos esperan ver testimonios y pruebas de ver reflejados en
unos y otros el amor mutuo que se profesan. Y ese amor no es sino el resultado
del esfuerzo de tratar de preocuparse y buscar el bien de unos y otros.
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