Ahora, la pregunta es, ¿cómo conocemos a Jesús? Sin lugar a
duda, en la Iglesia. Porque, en la Iglesia escuchamos su Palabra y, al
compartirla con los demás, vamos conociendo lo que Jesús nos dice y los que nos
manda.
También, en la Iglesia, vamos ejercitándonos en eso del amor
al llenarnos de paciencia, al soportarnos, al ser solidarios y, sobre todo,
fraternales unos con los otros. Es decir, vamos aprendiendo a amarnos.
Porque, el amor es paciente, es manso, es misericordioso, no
tiene envidia, no toma en cuenta el mal recibido, no se regocija en la
injusticia, se alegra con la verdad, todo lo sufre, todo lo espera, todo lo
cree, todo lo soporta…
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