lunes, 8 de julio de 2019

Resultado de imagen de Mt 9,18-26
Aquel hombre no lo dudó, buscó y encontró. Encontró un corazón compadecido y admirado por su fe y Jesús se abre a esa actitud. Fue con él y resucitó a su hija. Es verdad que nosotros también hemos pedido cosas al Señor, pero, ¿tenemos esa fe al pedírselas?

Lo mismo sucedió con aquella mujer. El hecho de pensar que sólo, ante la imposibilidad de poder hablar con Él, tocarle la orla de su manto bastaría para curarse hizo el milagro. En ese mismo instante quedó curada.

La fe es un don de Dios y necesitamos pedírsela para que podamos tenerla. Es verdad que creemos en Él, pero con tanta debilidad que cualquier adversidad u obstáculo puede derrumbárnosla. Pidamos que nos aumente la fe con firmeza y confianza.

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