Cuando te pones a la altura
del mayor no dejas que de él te venga algo nuevo o que tú no entiendas. Eso
ocurre con los sabios y entendidos, impiden que algo, que ellos no pueden
entender, les pueda entrar en sus cuadriculadas cabezas. Nadie hay que les
supere y lo que no entienden no lo creen.
Querer dar razones del
misterio revelado por el Hijo de Dios es querer entender el misterio de la Vida
Eterna. Eso no está hecho para que lo podamos entender. Por eso, necesitamos la
fe, porque, será ella la que nos permita creer y aceptar nuestra miseria y
pequeñez.
El camino es la sencillez y
la humildad. Sólo los humildes y sencillos estarán en disposición y
disponibilidad de entender el misterio revelado. Porque, en cuanto aceptas tu
condición de pequeño y te experimentas humilde, empiezas a entender el Misterio
del Amor revelado.
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