viernes, 26 de julio de 2019

Resultado de imagen de Mt 13,18-23
El tiempo es oro, y lo es porque de él dependerá la maduración de nuestra vida. Una vida sembrada por el Señor de forma generosa para dar frutos. Frutos que deben de estar cultivados con amor y sacrificios. Porque, para dar frutos hay que morir como lo hace la semilla sembrada.

Una siembra que necesita ser cuidada con el abono del amor y regada con el agua de la Gracia para que, hundida en la buena tierra de tu corazón, pueda dar esos buenos frutos que no se pierdan en las orillas del camino ni en las tierras poco profundas o llenas de abrojos.

Por eso, necesitamos una tierra profunda donde la raíz de nuestra semilla pueda hundirse y afianzarse para, bien regada y abonada dé los frutos que todos esperamos. Unos frutos llenos de amor, de entrega y de generosidad en la medida de los talentos recibidos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.