No podemos rezar la oración
del Padrenuestro sin estar unidos a Jesús, porque, es Él precisamente quien nos
la da y quien la hace vida en nosotros con su Espíritu de amor. Por lo tanto,
cuando recemos la oración injertémonos en Él y dejemos que hable por nosotros.
Vivir en su Voluntad y hacer
presente en nuestras vidas su Reino es misión harto complicada e imposible de
llevarla a cabo sin Él. Necesitamos de su Gracia para atrevernos a vivir con
actitud de disponibilidad y de entrega.
Pero, sobre todo, de
capacidad de perdón. No podremos perdonar, de manera especial a los enemigos,
sin la Gracia del Señor. Sólo en Él encontraremos la fortaleza y la voluntad
necesaria para, suavizando nuestros corazones, encontrar el perdón para
aquellos que nos hacen mal.
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