domingo, 4 de agosto de 2019

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El hombre que se precia de buen gusto y provecho recoge al final de su vida la cosecha de su jubilación. En estos tiempos más deseada, pues la adquiere gozando de buena salud y conservándose todavía joven. Pero, ¿cómo gastarla?

La pregunta o el interrogante ahora  son, ¿cómo gasta o a qué dedica ese tiempo de su vida de jubilación? ¿Lo emplea para disfrute y satisfacción propia, o la gasta en servicio y entrega a los demás? ¿Apoya su felicidad en su jubilación para vivir una vida placentera o descubre que la felicidad está en otra forma de vivir?

Y es que el hombre se afana en atesorar riquezas para luego darse la gran vida. Y la gran vida es dedicar su tiempo a pasarlo bien dándose banquetes, fiestas y placeres. Pero, ¿está ciego que no se da cuenta que eso puede acabar en cualquier momento? Tu tiempo, y por tanto tu vida, no depende de ti.

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