El hombre que se precia de
buen gusto y provecho recoge al final de su vida la cosecha de su jubilación.
En estos tiempos más deseada, pues la adquiere gozando de buena salud y
conservándose todavía joven. Pero, ¿cómo gastarla?
La pregunta o el interrogante
ahora son, ¿cómo gasta o a qué dedica
ese tiempo de su vida de jubilación? ¿Lo emplea para disfrute y satisfacción
propia, o la gasta en servicio y entrega a los demás? ¿Apoya su felicidad en su
jubilación para vivir una vida placentera o descubre que la felicidad está en
otra forma de vivir?
Y es que el hombre se afana
en atesorar riquezas para luego darse la gran vida. Y la gran vida es dedicar
su tiempo a pasarlo bien dándose banquetes, fiestas y placeres. Pero, ¿está
ciego que no se da cuenta que eso puede acabar en cualquier momento? Tu tiempo,
y por tanto tu vida, no depende de ti.
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