viernes, 30 de agosto de 2019

Resultado de imagen de Mt 25,1-13
Realmente, sólo Dios basta y en Él debemos poner toda nuestra vigilancia y atención. Nuestra vida es una constante vigilia y, relajarnos o desviarnos de esa atención nos pone en verdadero peligro. Tenemos que tener mucho cuidado y mantener siempre encendido nuestra fe apoyada en la esperanza de la Palabra del Señor Jesús.

Conviene estar preparado y vigilante tanto a la llamada del Señor como a su paso por nuestra vida. Vivir en su Palabra no se reduce a unas prácticas y ritos sino a una fidelidad que nos exige reconocernos débiles y necesitados de ser bien acompañados para no caer en manos del pecado que nos acecha.

Por eso, se hace necesario tener nuestra fe encendida y abastecida de la Gracia recibida en y con la frecuencia de los sacramentos, Eucaristía y Reconciliación, para, fortalecidos en ellos, encontrar el equilibrio y la fortaleza para superar y someter todos esos peligros que nos salen a nuestro encuentro a la hora de nuestro encuentro con el Señor.

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