En tus caminos de cada día
experimentas que tu relación con los demás es la clave y la ocasión donde los
demás pueden descubrir y ver tu fe. Ella será la proclamación de cada día de tu
Palabra, pera pronto descubrirás la necesidad de la acción del Espíritu Santo.
Pero, ese camino exige
fortaleza y un renovarse cada día para enfrentarse a las circunstancias y
dificultades de cada día. Una fortaleza que no podrás encontrar en el mismo
camino sino en Aquel que te acompaña y del que recibes las fuerzas necesarias
de cada momento.
Así, en la medida que tu
palabra y tu vida vayan en estrecha relación y tu corazón en sintonía con el
Corazón del Señor, tu vida será una clara expresión de tu fe en el seguimiento
de nuestro Señor y testimonio para los demás. El Espíritu de Dios hará el
resto.
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Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.