jueves, 26 de septiembre de 2019

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Hoy la figura de Herodes nos parece lejana, pero la realidad es que está tan cerca de nosotros que incluso podemos encontrarlo dentro de nosotros mismos. Porque, también nos puede pasar que somos nosotros mismos los que esquivamos el encuentro con Jesús. Oímos hablar de Él, pero nuestras comodidades y apetencias nos paralizan ante su encuentro.

Y mientras nos sometamos a las seducciones de este mundo nos será muy difícil, por no decir imposible, encontrarnos con Jesús. Se hace necesario despojarnos de toda ambición, de toda soberbia e incluso de apartarnos muchas veces de nuestra razón para entender que sólo abajándonos con sencillez y humildad haremos posible el encuentro con Jesús.

Tratemos de salir de nosotros mismos para, muriendo a nuestros proyectos y vanidades, dejemos nuestra tierra limpia para, bien cultivada y abonada, permitir que la semilla de la fe crezca en nosotros y dé los frutos que nos acerquen al encuentro con Jesús.

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