Lo peor que nos puede pasar
es no mirar para nosotros mismos y no preguntarnos si de la forma que hemos
procedido hemos actuado bien. O dicho de otro modo, no intentamos ponernos en
el lugar del otro y reflexionar sobre cómo nos gustaría a nosotros que nos
trataran.
Y es que la única forma de
aprender es mirarnos en el espejo de nuestro corazón y ver si hacemos bien o
mal al otro. Y eso lo descubrimos cuando escuchamos y observamos que dicen los
otros de mí, o cual es su reacción ante mis actos respecto a ellos.
Si así procedemos veremos que
nuestra lengua será más moderada y más humilde, porque nos veremos retratados
en muchas situaciones en las que criticamos las actitudes de los otros.
Entonces, nuestro corazón se verá a sí mismo y actuará con más misericordia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.