jueves, 12 de septiembre de 2019

Resultado de imagen de Lc 6,27-38
Una de las cosas que tenemos que tener presente es que nuestros planes no son los de Dios. Y que de la misma manera que nos gusta que nos perdonen de nuestras faltas, también nosotros debemos perdonar. Esa imposibilidad que experimentamos nos debe servir para darnos cuenta de nuestra condición humana y pecadora.

Mirarnos en el Señor es reconocer su Misericordia Infinita., pues, no merecemos su perdón y, sin embargo, somos perdonados. De la misma manera tendré yo que tratar de perdonar a los que me ofenden y descubrir la necesidad de la asistencia y el auxilio del Espíritu Santo.

Porque, sin Él nada puedo hacer y quedaré sometido y a merced del mundo, demonio y carne, las tres amenazas de este mundo en el que vivo. Por lo tanto, liberarme de ellos y, por supuesto, del pecado es caminar por él injertado en el Señor y abierto a la acción del Espíritu Santo, que me defiende y libera de caer en la tentación.

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