sábado, 12 de octubre de 2019

Resultado de imagen de Lc 11,27-28
Las palabras son importantes, pero no definitivas. Hay palabras que se quedan en el aire y se las lleva el viento. Hay otras palabras que sólo se leen en el papel, pero de ahí no salen y hay otras, las buenas y verdaderas que se dicen, están escritas y llegan a la vida.

Esas son las palabras a las que se refiere Jesús. Son las palabras que se viven y se cumple según la Voluntad de su Padre. Y eso son los verdaderos bienaventurados, los que oyen la Palabra de Dios y la guardan. Palabras que son más fuertes que los vínculos de sangre.

Y en esta ocasión, Jesús la aprovecha para exaltar a su Madre, porque es ella la primera que cumple esta condición: escucha la Palabra de Dios y la lleva a su vida. Ella se humilló ante Dios aceptando su Palabra y haciendo su Voluntad. Toda su persona su puso disponible a la Voluntad de Dios.

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