Lo que importa es la vida,
pues, de poco nos serviría vivir como reyes en este mundo y no carecer de nada
y luego, pasarlo muy mal eternamente. La parábola del rico epulón – Lc 16,
19-31 nos lo deja muy claro. Y eso es lo más importante y lo que debemos pedir.
Y Jesús, el Señor, nos lo garantiza.
Sabemos que este camino es un
camino de cruz. Un camino donde la verdad y la felicidad que buscamos están en
entrar por la puerta estrecha y eso se hace difícil y nos cuesta muchos dolores
y sufrimientos. La otra puerta o alternativa es el camino espacioso y fácil. El
camino de la comodidad y la falsa felicidad.
Porque, sólo serán unos años
y luego vendrá el dolor que nunca desaparece. Por lo tanto, confiados en la
promesa de Jesús, pidamos todo aquello que nos sirve y nos ayuda a conservar la
vida en la Palabra de Jesús. Pensemos siempre que al final está lo
verdaderamente importante, la vida eterna en plenitud.
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