jueves, 14 de noviembre de 2019

Resultado de imagen de Lc 17,20-25
Quizás buscamos hechos espectaculares y momentos de gran importancia para descubrir la presencia de Dios, y nos equivocamos, porque Dios se hace presente en los humildes y sencillos, y sin ruidos ni grandes señales. Dios se esconde en el corazón humilde y pobre de espíritu.

Muchas veces nos cerramos y discutimos su presencia y seguimos nuestro camino alejados de Él. Queremos imponer nuestros proyectos e imponer nuestra voluntad e, incluso, nos atrevemos a decir hágase tu Voluntad y no la nuestra. No somos conscientes de su constante presencia.

Y queremos que esté cuando y donde nosotros queremos y hasta como nosotros queremos. Y nos atrevemos a decir que se nos esconde. ¿Acaso puedo yo atreverme a discutirle a Dios sus proyectos? ¿No son sus proyectos lo mejor que me puede pasar? ¿Y no puede Él hacer lo que le apetezca, sabiendo yo que busca siempre mi bien?

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