Los problemas no se resuelven con poder y con recetas. Solo el amor puede llevar la paz a estos enfrentamientos naturales que la vida nos depara. Porque, solo desde una actitud de entendimiento, con paciencia y verdadera paciencia y buena intención se puede ir creciendo en el amor mutuo.
La Sagrada Familia es el ejemplo donde nos podemos mirar. Ella padeció incomprensiones, sufrimientos, exigencias, contratiempos y muchas pruebas que no entendían, pero siempre fueron fieles, pacientes a los designios y planes del Señor. Siguieron camino.
Hoy los tiempos que corren nos exigen también sacrificios, heridas y sufrimientos. Y debemos siempre llenarnos de paciencia y de fe mirándonos en esa Familia Sagrada de Nazaret. En ella encontraremos siempre luz, fortaleza y esperanza para seguir adelante.
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