sábado, 26 de diciembre de 2020

 

Indudablemente, si estuviéramos solos la corriente nos arrastraría y nuestras posibilidades de remontada serían cero. Pero, no estamos solos por la Gracia de Dios. En la hora de nuestro bautismo hemos recibido la fuerza y fortaleza del Espíritu Santo y, Él, nos acompañará en esa lucha diaria contra la corriente que nos arrastra. 

Y nos ayuda, nos fortalece, nos asiste, nos orienta, para resistirnos a la corriente del mundo que nos quiere llevar por sus caminos y seducirnos con el objetivo y fin de alejarnos del amor de Dios.

Por tanto, agarrados al Espíritu Santo tenemos la seguridad de, incluso perdidos en esta vida mundana, ganar la guerra y las batallas de cada día, para alcanzar la Gloria que buscamos y perseguimos adheridos a Cristo Jesús, la Vida Eterna. Amén.

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