Al final de tu trabajo, cada día, recogerás el fruto de lo
que has hecho o te ganarás el salario de tu contrato. Sabes que tu conciencia
te dirá si lo has hecho bien o has escatimado esfuerzo y no has cumplido con tu
deber. Tu conciencia te lo descubrirá a pesar de que nadie te ha visto.
Tu vida será el resumen de esos días de trabajo y de
convivencia con los demás. En tu haber se encontrará lo que hayas hecho con
justicia, con verdad y con verdadero amor, y en tu debe estarán las injusticias,
las mentiras y los desamores. Todo será visto con la misma medida que tú lo
hayas dado.
Y esa será tu verdadera recompensa para la eternidad. La
cosecha de lo que ahora, en este tiempo, tu vida, hayas sembrado en esa tierra
buena que está dentro de ti y que hayas cultivado con buenos deseos e
intenciones y con una gran dosis de verdadero amor. La recompensa la felicidad
que buscabas eternamente.
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